¿Por qué asociamos corazón y sentimientos?
Cuando la humanidad comenzó a buscar el lugar donde se aloja el alma se fijó sobre todo en el cerebro y el corazón.
Los egipcios emplearon el término ib para referirse al corazón como órgano que originaba los sentimientos, la sede del pensamiento, memoria, inteligencia, conciencia, imaginación, valor, fuerza vital, el deseo, etc. El corazón del difunto, era depositado por los dioses en el platillo de una balanza y en el otro estaba situada una pluma de avestruz que simbolizaba la justicia divina.
Los griegos, pasaron siglos debatiendo el asunto de la ubicación del alma y los sentimientos. Platón apostaba por dos almas, una de las cuales, inmortal, residía en la cabeza, y la otra, mortal, habitaba el corazón y albergaba los sentimientos.
Los egipcios emplearon el término ib para referirse al corazón como órgano que originaba los sentimientos, la sede del pensamiento, memoria, inteligencia, conciencia, imaginación, valor, fuerza vital, el deseo, etc. El corazón del difunto, era depositado por los dioses en el platillo de una balanza y en el otro estaba situada una pluma de avestruz que simbolizaba la justicia divina.
Los griegos, pasaron siglos debatiendo el asunto de la ubicación del alma y los sentimientos. Platón apostaba por dos almas, una de las cuales, inmortal, residía en la cabeza, y la otra, mortal, habitaba el corazón y albergaba los sentimientos.
En el centro del imperio Azteca los sacerdotes abrían el pecho de las víctimas con cuchillos, y ofrecían a los cielos el corazón aún palpitante, que lo consideraban la fuente de la vida, lo más valioso del ser humano.
Es por esto que asociamos la función del corazón con los
sentimientos. Expresiones cotidianas como, “se toma las cosas muy a pecho”, “le
ha roto el corazón”, “tiene el corazón de oro”, etc., nos hacen ver como la
relación corazón-emociones está totalmente establecida en nuestras creencias y
como consecuencia en nuestro lenguaje.